Agucas, no creo que sea para tomarse a broma el tema del armamento abandonado por los montes de nuestra provincia o en otros paises (Bosnia, Congo, Afganistan etc, etc) donde se han producido verdaderas mutilaciones a causa de las correrias de los chavales y de sus juegos inocentes imitando a los sanguinarios ejemplos de los mayores.
Te conozco y sé que tú intención dista mucho de los derroteros hacía los que yo he encaminado esta reflexión, pero no se me olvida la vida de mi gran amigo Melquiades Fierro quién con cinco años perdió un ojo mientras en nuestros inocentes juegos infantiles haciamos explotar las balas y granadas entre las argumas del monte, mientras cuidabamos el ganado, tampoco puedo olvidar el fallecimiento de su hermana pequeña por la metralla de aquella maldita bomba que explotamos con toda nuestra inocencia de guajes, tampoco olvidaré el llanto de su padre y su madre cuando entre sus brazos la bajaban aquella calurosa tarde de verano al pueblo, ya muerta entre sus brazos.
Y a otra cosa mariposa. Por ahí tengo escrita una historia de janas y bicicletas, sí quereís os la planto con permiso del master, pues ocupa 4 o 5 folios, os lo dejo a vuestra petición de unos cuantos, bueno la verdad es que tampoco hace falta que me animeís mucho, pa que la plante: habla de las hoces, del Torío de la cueva secreta de las janas, de mis amigos de la escuela, enfin un compendío costumbrista de la vida infantil en la montaña a mediaos de los 70.