San Isidro trabaja para ampliar a 8 km la oferta esquiable en el fin de semana
Cuando el ‘conductor’ de la silla cuatriplaza de Cebolledo llegó diez minutos antes de las 8.00 a su puesto de trabajo, el termómetro de la caseta marcaba once grados bajo cero. Lleva un cuarto de siglo a pie de pista sin perderse el primer día de la temporada en San Isidro y nota siempre la «misma impaciencia» entre los esquiadores más madrugadores. Antes de ponerse en marcha el remonte, a las 9.15, ocho personas ya hacían cola. Arrancaba la campaña 2016/2017. Y lo hizo 48 días después del inicio oficial del calendario, con fecha marcada el 1 de diciembre.
A esa hora la temperatura era de menos ocho grados en la base de Cebolledo y se ponía en servicio 6,5 kilómetros de dominio esquiable alpino, de los 27,4 de esta categoría que dispone el enclave invernal. Los primeros esquiadores y seguidores del ‘snowboard’ pudieron deslizarse sobre ocho pistas (tres azules, tres verdes y dos rojas) y utilizar siete remontes en las zonas de Cebolledo, Requejines (sólo debutantes por ahora) y Riopinos. Los cañones móviles seguían funcionando de forma intermitente. La primera jornada cerró en San Isidro con algo más de 400 usuarios.
«Tenía muchas ganas de subir el primer día para quitar el mono de nieve, aunque no hay todavía las mejores condiciones, por los bajos espesores, hay que aprovechar», explica Juan Hidalgo mientras preparaba en su furgoneta su equipo de ‘snow’. Venía de León y lamenta que «esta estación dé la espalda al snowboard y no apueste por un deporte que es olímpico». Cerca, un bullicioso grupo de escolares de Luanco llega en autocar a disfrutar de la nieve.
Mientras, la directora de la estación, Olga Álvarez, explica que gracias a la innivación artificial (53 cañones ubicados a lo largo de 1,7 kilómetros en Cebolledo) «se han conseguido las condiciones adecuadas para mejorar el manto en esta zona, porque en realidad nevó menos de los que pensábamos y hemos tenido que hacer un gran esfuerzo». Las máquinas siguen trabajando en áreas de Requejines para poder abrir más superficie esquiable, que con el inicio del fin de semana puede alcanzar ya los ocho kilómetros. «Movemos la nieve caída para adecuar espacio donde no hay cañones».
Y aunque no hay previsiones de nuevas nevadas a corto plazo, confía en que al menos las bajas temperaturas conserven el manto ya acumulado (los espesores oscilan ahora entre los 10 y 30 centímetros). «Tendremos los dedos cruzados». Cerca de 60 trabajadores atienden la estación, una plantilla que aumentará «en función de las necesidades».
Álvarez reconoce que abrir la temporada de forma tardía golpea al sector que vive de la nieve. «Lo perdido, perdido está, eso es así; pero si ahora el tiempo nos acompaña y podemos llegar a poner en servicio el cien por cien de las pistas, puede ser aún una temporada aceptable».
El sector estima que ya ha perdido el 30% de la facturación, después de restar 48 días a un calendario de 137 jornadas. «Si a partir de ahora es posible dar continuidad a la temporada, todavía podemos salvar los muebles», remarca el director de la Escuela de Esquí y Snow Arropaje, uno de los dos centros de aprendizaje que hay en San Isidro. Raúl Blanco comenta que ayer mismo dio de alta a sus monitores, hasta ahora sin empleo a la espera de la nieve. En plena temporada llega a tener alrededor de 45, el mismo número más o menos que el otro centro.
«Teníamos esperanzas en esta temporada con la nieve que cayó en noviembre, después de venir de una campaña, la anterior, muy mala». Recuerda que perdieron los puentes de diciembre y la Navidad, con los cursillos programados, aunque ahora ya tienen los ojos puestos en Carnaval. «Es el periodo más potente que tenemos». Algunos de los monitores optaron por dar clases en los Pirineos a la espera de ser llamados para enseñar en las pistas de San Isidro.
En las tiendas de alquiler de material y moda para practicar los deportes blancos, como el caso de Gripsnow en la galería comercial del Toneo, las rebajas han empezado desde el primer día para dar salida a la mercancía sin vender por el retraso de la temporada. Su propietaria, Natalia Castañón, cree que si se logra mantener la estación como ahora y contar con más pistas «ya es muchísimo, no conseguiremos los beneficios que esperábamos, pero por lo menos no perdemos». Ella optó por tener abierto en Navidad para aprovechar visitas y compras de los ocupantes de apartamentos. «Hay que estar en lo bueno y en lo malo, no sólo cuando está todo petado». Tiene una tienda online, con la misma oferta, y gracias a ella puede capear la campaña.
Los alojamientos, bares, restaurantes y otros negocios del sector servicios de la zona de influencia de San Isidro en ambas vertientes (Alto Porma y Alto Curueño) vieron ya perder los puentes de diciembre y la Navidad y las reservas que hoteles, hostales, apartamentos y casas rurales tenían. Ahora vuelve a sonar el teléfono y se augura un buen fin de semana en la zona. «Hay ganas de nieve», reconocen. Y lo saben bien en el Hostal Bar Restaurante Madrid de Puebla de Lillo, uno de los lugares de referencia entre los esquiadores. Antonia acaba de atender a unos esquiadores portugueses que buscaban habitación a partir de mañana.
Lamenta «todo lo perdido hasta ahora, lo mejor es el puente de diciembre y la Navidad y eso ya no vuelve; la zona ha estado muerta no, lo siguiente, todo muy flojo».
Mientras atiende las mesas, sólo en el comedor de abajo, recuerda que perdieron todas las reservas de las vacaciones. «No llenamos el comedor de abajo, como para abrir el de arriba estamos», ironiza. «Nada de nada; a la hora de comer bueno, pero cenas ninguna y lo perdido, perdido está», reconoce tras la barra del bar.
Abre Pico Agujas, adiós a El Rebeco
Por fin abre la cafetería y restaurante del complejo Pico Agujas con una imagen totalmente renovada, tras largas obras y esperas. En el mismo edificio, la zona de atención e información de San Isidro ya luce toda su equipación y promociona con varios paneles el resto de atractivos de la provincia. Allí también pueden adquirirse los forfaits (estrenan temporada con subida media de tres euros, después de cuatro campañas con los precios congelados) y abonos anuales.
Y en la zona de Cebolledo la gran novedad es la desaparición del horizonte de la vieja cafetería El Rebeco, demolida para crear una gran zona explanada destinada al desembarque de la silla cuatriplaza y evitar así las aglomeraciones y situaciones de riesgo. La bajada de Requejines también se ha suavizado, haciendo la pendiente más ancha. Entre las labores previas a la temporada, revegetación de pistas y compra de nuevo material para el alquiler de la estación. La carta de demandas es amplia, dependerá del presupuesto.
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Fuente: Diario de León