¿Esquiar en verano? ¿Cómo y dónde?
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Aún queda para que se inaugure la temporada de nieve a este lado del hemisferio y la ansiedad recorre tu cuerpo por estas fechas, en las que las estaciones de esquí se habilitan para otras actividades, como el descenso en bici. Es, en cualquier caso, el momento ideal para acudir a tu tienda de confianza y renovar tu equipo por encontrarte con auténticas gangas en una insospechada estantería, ante la inminente llegada de las últimas novedades y tendencias.
Eso sí, quedarán meses por delante hasta estrenar esa nueva tabla que sustituye a la antigua llena de rasguños y que intentarás colocar de alguna manera en el mercado de segunda mano para, en parte, rentabilizar la nueva inversión. La espera, hasta poder deslizarte por las pendientes más pronunciadas, se presume ardura.
¿Cómo matar el mono? A no ser que seas de los que les vale con disfrutar de pruebas como los Winter Games de Nueva Zelanda desde el sofá, la mejor opción es plantearse el verano de otra forma que no sea sol y playa, sino en la montaña y más concretamente en los glaciares. Y es que algunos copos sobreviven en lugares recónditos a las temperaturas más altas. Es cuando los glaciares abren sus puertas para todos aquéllos a los que las pistas cubiertas sin apenas desnivel no satisfacen sus necesidades.
Partimos de la base de que tocará desplazarse hasta el centro de Europa. Entre las opciones disponibles, destaca Theodugletscher. Se trata del enclave ideal para los deportes de invierno con el sol a pleno rendimiento, al estar abierto de junio hasta octubre. En el cantón de Valais (Suiza) dispondrás de hasta 21 kilómetros esquiables y un snowpark, Gravity, que hará las delicias de los que saben cómo clavar un truco en un kicker, un rail o un pipe. No sería de extrañar que te cruzarás, sin saberlo, con riders profesionales como Lucas Eguibar, una de las mejores apuestas nacionales de cara a los Juegos Olímpicos de inverno (2018), después de proclamarse como campeón de la Copa del Mundo hace unos meses en la modalidad de boardercross.
Estamos ante el glaciar que más puede apurar la nieve, pero no del único. A no muchos kilómetros se encuentra Plateau Rosa, a caballo entre Suiza e Italia. Puede llegar a ofrecer 23 kms esquiables y el snowpark de mayor altitud en Europa. Tanto Theodugletscher como Plateau Rosa forman parte de la comuna de Zermatt, donde es posible combinar el amor por la nieve con otras actividades como el senderismo, la escalada y rutas en bici de montaña.
La orografía francesa también nos regala otros paraísos blancos, Les 2 Alpes y Grande Motte. El periodo de apertura de Les 2 Alpes es inferior al de las posibilidades suizas, ya que cierra en pleno agosto. Su altura supera en muchos puntos más de 3.000 metros y en ningún caso baja de los 2.900, por lo que prepárate para el cambio drástico de altitud con respecto a la ciudad. Posiblemente, su forfait diario sea el más económico de todos. Roza los 29 euros. Por su parte, Grande Motte, en Tignes, es otro destino apetecible porque los kilómetros operativos rondan los de la competencia y ascienden a los 20. Además, está a menos de tres horas en coche del aeropuerto de Ginebra.
La lista se completa con Riksgransen. A diferencia del resto, es una estación y no un glaciar. Su secreto: vivir en Laponia. Es uno de esos sitios a los que nunca se te ocurría ir entre octubre y marzo. La cosa cambia durante los meses más cálidos porque se puede aprovechar, entre otras cosas, para ver fenómenos atmosféricos únicos, como el sol de medianoche.