Los aludes han vuelto a cortar la carretera del puerto de San Isidro a
la altura de Riofrío y el Mirador de Zubillaga, el mismo tramo
en el que el pasado sábado tres avalanchas sepultaron a dos coches
y tiraron a un tercero por un terraplén de 50 metros.
Ayer se supo que los ocupantes del vehículo al que arrastró
el alud, de matrícula gallega, se encontraban fuera del mismo cuando
escucharon el ruido de la avalancha que se acercaba hacia ellos. Tuvieron
el tiempo justo para echar a correr y apartarse de la zona. Nada pudieron
hacer por el coche, que ayer era visible por primera vez gracias a la
mejora del tiempo, espetado de morro en la nieve y apoyado contra un árbol
al fondo del terraplén por el que se precipitó.
Las máquinas quitanieves fueron capaces de abrir un pequeño
pasillo el domingo por la mañana que permitió a centenares
de esquiadores entrar y salir a San Isidro, pero una gran avalancha de
nieve, cargada de piedras y ramas de árboles, cortó de nuevo
el acceso por la noche. Las personas que quedaban en la estación
se vieron obligadas a salir por la vertiente leonesa y regresar a Asturias
por la autopista del Huerna o por el puerto de Pajares.
Las quitanieves intentaron despejar la carretera sin éxito, dado
el componente rocoso de las avalanchas, y los servicios de Conservación
de Carreteras requirieron la presencia de una retroexcavadora, que trabajó
durante toda la tarde y la noche del lunes, pero no logró despejar
totalmente la carretera, ya que a la avalancha del Mirador de Zubillaga
le siguieron otras en Lo Colorao, Los Areneros, el Monte Los Fueyos y
Los Collaínos, de menor importancia, pero que arrastraron toneladas
de nieve sobre un tramo de dos kilómetros del Corredor del Aller.
A primera hora de la tarde de ayer una segunda retropala subía
hacia Riofrío para ayudar en las tareas de limpieza de la calzada.
De repente, la carretera se estrellaba contra un muro de nieve de más
de tres metros de altura, fruto de la gran avalancha, que estaba siendo
despejada.
Los operarios confiaban en abrir la carretera a primera hora de la mañana
de hoy, pero no garantizarán el libre tránsito de vehículos
hasta comprobar cómo evoluciona la nieve de los laterales, ya que,
al proceder de varias nevadas, está acumulada en capas no compactadas
entre sí y podría venirse abajo en cualquier momento.
Los venados buscaban alimento en las inmediaciones del alud, enterrándose
a cada paso hasta la cruz, lo que atestigua la gran cantidad de nieve
acumulada en esta zona, con espesores de hasta diez metros.
Fuente: La
Nueva España
L. Camporro